El Feng Shui, literalmente se traduce como viento y agua, es un sistema de estética china que utiliza la doctrina taoísta para atraer la armonía y mejorar la vida de las personas. Las escuelas del Feng Shui estudian las formas y la orientación de las cosas que forman el entorno. También trata con la energía de las personas, del espacio y de las cosas que lo ocupan para estimular el flujo del chi -energía positiva- y conseguir salud y felicidad.

Una de las bases principales del Feng Shui es que la influencia de la orientación y la ubicación de las cosas en general y también de los muebles y las habitaciones de nuestra propia casa.

Teniendo en cuenta que durmiendo pasamos un tercio de nuestra vida, que supone un total de 22 años aproximadamente, es esencial que nuestra cama esté colocada en una posición correcta en nuestra habitación.

En general, la ubicación de la cama debe ser centrada en la habitación y junto a la pared por la parte de la cabeza, conectadas por un buen cabecero para que de seguridad. Lo ideal es que se pueda acceder a la cama libremente por ambos lados sin que hayan paredes, aparatos u otras habitaciones a su alrededor. Es fundamental que la cama no esté en línea recta con la puerta y que la cabeza esté orientada hacia el norte o hacia el este. Se pueden combinar mesas de noche a ambos lados para que mejoren la energía de la habitación.

También se dice que hay que evitar dormir bajo de la ventaja, tener objetos debajo de la cama y no poner objetos tipo ventiladores o lámparas grandes colgados encima del colchón.  

Cuidando la orientación de las cosas en nuestra habitación podemos conseguir, según esta doctrina, un mejor descanso y bienestar.