Cargando...

Composición del colchón

Composición del colchón

Lo primero que debes saber para escoger un colchón y poder diferenciarlo de los demás es cómo se estructura, es decir, las partes que lo componen:

Funda. Es la parte más superficial del colchón (la tapicería), y aquello que tendrá un contacto más directo con la piel del durmiente. Una funda debe estar compuesta por tejidos suaves y duraderos (Stretch), y correctamente tratados para que puedan ofrecer grandes prestaciones y un descanso saludable.

Es importante valorar los certificados y garantías de las que dispone cada modelo. Por ejemplo, es imprescindible que disponga del certificado Oeko Tex, que garantiza que la funda de ese colchón no es nociva para la salud ni para el medio ambiente.

Un colchón puede disponer de funda fija o desenfundable. Las ventajas de una u otra son distintas, dependerá del uso que se le quiera dar al colchón. Las fundas fijas generalmente son más confortables, pues no se deslizan ni incomodan con los movimientos durante la noche. Del mismo modo, una funda fija siempre protegerá mejor el núcleo del colchón que una desenfundable. No obstante, si el colchón va a ser utilizado por una persona anciana o un enfermo o inválido, es interesante utilizar una funda desenfundable para facilitar su lavado o un buen protector impermeable.

En cuanto a las tecnologías y tratamientos utilizados en la funda hay que valorar que los tejidos sean hipoalergénicos o dispongan de tratamiento antiácaros para una correcta higiene durante el descanso. Del mismo modo, es recomendable que la funda del colchón esté tratada con algún sistema termorregulador o antihumedad para conseguir una temperatura estable y combatir la humedad que pueda generar el cuerpo durante el descanso.

Acolchado. Para conseguir un primer contacto agradable, muchos colchones disponen de una capa situada bajo la funda, compuesta por distintos materiales que favorecen el confort del colchón. Los más utilizados son el viscoelástico, el látex y la fibra textil, siendo el uso de los dos primeros más frecuente en modelos de mayor calidad. Este acolchado, al igual que el resto de rellenos que puedan encontrarse en las distintas capas, deberán ser hipoalergénicos.

Núcleo. El núcleo de los colchones es distinto según el tipo de colchón.

Los colchones de muelles disponen de un bloque de muelles central, ya sean de hilo continuo, ensacados o bicónicos. Sobre este bloque y debajo de él se añaden varias capas de amortiguación, de mayor o menor calidad y eficacia dependiendo de la gama y el modelo. Existen amortiguadores en poliéter y fieltros sencillos, que después se combinan con espumas HR u otras tecnologías más desarrolladas que favorecen al confort.

El núcleo de los colchones de espumas no viscoelásticas (HR) están formados principalmente por dichos materiales, a los que en ocasiones se les incluye alguna de capa con tratamientos higiénicos especiales.

Los colchones viscoelásticos disponen de un núcleo distinto a los de los otros materiales espumados. Generalmente un núcleo viscoelástico está formado por un bloque viscoelástico y un bloque de espuma HR que supone un soporte firme para el material viscoelástico. De no ser así, los colchones viscoelásticos no tendrían la suficiente consistencia, se hundirían (no existen los colchones 100% viscoelásticos). A esta combinación de visco + HR se le pueden incorporar diversas opciones que darán resultados muy distintos. Hay modelos que incorporan viscoelástico en ambas caras del núcleo, siguiendo la estructura visco + HR + visco, entre otras múltiples opciones.

Los colchones de látex dispondrán de un núcleo formado por un bloque de látex natural o látex sintético, dependiendo del modelo. A este tipo de colchones en ocasiones se les añade una capa de material viscoelástico, obteniendo como resultado los denominados colchones de viscolátex, cuyo núcleo generalmente suele ser de látex sintético, y cuyas prestaciones son básicas.

Laterales. Es aconsejable que los laterales del colchón estén reforzados con materiales encapsulados que ofrezcan la máxima resistencia y durabilidad del producto y con tejidos transpirables como el 3D.

Tratamientos. Según la gama a la que pertenezcan, los distintos modelos de colchón dispondrán de distintos tratamientos y tecnologías que propiciarán el confort y la durabilidad del producto. Los principales tratamientos de los que debe disponer un colchón son el tratamiento higiénico y antihumedad. No obstante, se pueden encontrar tratamientos suplementarios como el tratamiento antiestrés (hilo de plata o hilo de carbono) o la aromaterapia.

Una vez comprendida la estructura y composición básica de los colchones, deberás valorar los distintos tipos de colchón que existen en el mercado actualmente, según la sensación que te ofrecen.