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El blog de los sueños y el descanso

sombra

Muchas veces la causa de que no consigamos conciliar el sueño es la persona con la que compartimos nuestro colchón. Y es que no es para menos, pues resulta complicado dormir por las noches con una persona que padece problemas como el de ronquidos y apnea, que tiene síndrome de piernas inquietas, con alguien sonámbulo, que habla por las noches, o incluso con alguien a quien sus problemas de insomnio le impiden conciliar el sueño, y distrae el descanso de quien tiene cerca. Te proponemos una alternativa que terminará con las peleas y las malas caras por culpa de una mala noche, y que incluso podría ponerle fin a esa lucha incesable por un trozo mayor o menor de sábanas o de manta.
 
La alternativa que algunas parejas ponen en práctica es separar las camas. Se trataría de compartir tu habitación con tu media naranja, sin necesidad de compartir el espacio en el que duermes. Simplemente valdría con separar dos camas individuales unos centímetros, por ejemplo colocando una mesita de noche entre una y otra.
 
A muchas parejas les puede resultar una medida algo agresiva, pero como en todo, hay casos y casos. Además, si os decantais por esta opción, piensa que ya no tendrás que acostumbrarte al tipo de colchón o de sábanas que le gustan a él/ella, porque podrás escoger los tuyos propios. También es muy confortable para aquellas parejas que tienen diferencias notables de peso y les cuesta convivir con los movimientos del otro durante la noche. O incluso para los más sudorosos, pues si un colchón de gel no es suficiente para ellos, quizás "dejar que corra el aire" durante la noche sea una buena alternativa.
 

Dormir en camas separadas

 

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Dormir es fundamental para un buen rendimiento laboral y/o escolar. Los jóvenes y adolescentes acostumbran a reducir sus horas de sueño durante los días lectivos para descansar más los fines de semana y festivos. Este ritmo de descanso lo llevan el 16% de los chicos de 11 años y el 40% de los de 15 años. Conforme se hacen mayores, cada vez es mayor el tiempo que se detina a realizar otras actividades antes que al descanso.
 
Estos datos se han obtenido en un estudio realizado a 9251 estudiantes de entre 11 y 15 años. Subrayan que conforme el adolescente va creciendo y disminuyendo su tiempo de descanso, empiezan los primeros síntomas en muchos de ellos que pueden desencadenar en problemas de humor y conducta, hipertensión arterial u obesidad
 
Cabe destacar que un joven de entre 11 y 15 años no es todavía una persona adulta, y debe acostumbrarse a mantener las horas de sueño que le corresponden, de al menos 8 horas cada noche. 
 
Cada persona tiene unas necesidades distintas dependiendo de su edad y de sus actividades diarias, y hay que saber respetar las horas de sueño, los colchones más adecuados a su fisionomía e incluso la alimentaciónque necesita su metabolismo para conseguir un buen descanso.
 
Si te ha interesado este artículo, te recomendamos que leas: Dormir bien durante la adolescencia

 

Adolescente dormido entre libros

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La ansiedad es una respuesta emocional de nuestro cuerpo que permite estar alerta en determinados momentos en los que detectamos que carecemos de algo y nuestro cuerpo se pone en alerta para conseguirlo. Esta función tiene un lado muy positivo, pues si conseguirmos moderarla y controlarla, puede ayudarnos a concentrarnos y afrontar complicaciones que se puedan llegar a presentar en nuestra vida. Sin embargo, muchas personas padecen serios trastornos de ansiedad que les dificultan su labor diaria y les impiden ser eficaces tanto en cualquier actividad que tengan que afrontar.

Los especialistas del sueño aseguran que para moderar la ansiedad lo mejor es dormir, ya que de esta manera se consigue que el sistema nervioso adquiera un control y funcione correctamente. Sin embargo, este problema muchas veces va ligado al insomnio, que impide el descanso pleno para poder hacerle frente, de forma que se convierte en un círculo vicioso: "no duermo porque sufro ansiedad, y no logro combatir mi ansiedad porque no descanso como debería"
 
Ante esta situación, ¿qué podemos hacer? Te ofrecemos algunos consejos que te ayudarán a superarlo:
 
- Ejercicio. Ayuda a combatir la rigidez y el exceso de activación del sistema nervioso, propiciando el cansancio que nos servirá para dormir mejor. Si no gozamos de un buen estado físico (vértigos, mareos, náuseas), podemos repartir el ejercicio en pequeños fragmentos a lo largo del día y a un ritmo muy suave. Es importante que el ejercicio realizado sea de nuestro agrado para que no nos volvamos rehacios a practicarlo.
 
- Rutina de sueño y alimentación. Es muy beneficioso dormir y comer siguiendo siempre un mismo horario, o estableciendo siempre unas mismas pautas. Por ejemplo, un baño diario antes del sueño cada día nos ayudará a que nuestro cuerpo se prepare para el descanso. Leer antes de dormir también es una buena técnica. En cuanto a la alimentación no debe ser copiosa antes del sueño, ni tomar comidas o bebidas excitantes (cafés, colas,  gaseosas, fritos, dulces...), y siempre hay que dejar que transcurra al menos una hora desde la cena hasta el descanso. Un paseo ligero después de cenar también puede ser positivo. Si una vez en la cama estás más de 15 minutos removiéndote entre las sábanas, te recomendamos que te levantes y sigas leyendo el libro con el que estabas o viendo un programa de televisión. No es recomendable, no obstante, distraerse con juegos, videoconsolas u otro tipo de actividades que aceleren nuestro ritmo y generen un deseo.
 
- Entorno favorable. El entorno en el que te desenvuelves día a día es vital para descansar cuando toca, y trabajar o rendir cuando se debe. Tu habitación debe estar despejada, en un ambiente limpio y poco recargado, y respetarla únicamente para las horas de sueño. No debes ver la televisión, jugar a la consola, o pasar horas en el ordenador desde tu dormitorio, pues todo eso distraerá tu sueño. Además, es importante que sea oscura, pues la luz interfiere directamente en nuestro descanso. El colchón y la almohada sobre las que duermes son muy importantes; asegúrate de que son los más adecuados para ti contactando con un especialista. 
 
- Desaceleración. Es más que necesario que aprendas a organizar tu tiempo y aplazar o delegar las cosas a las que no puedes hacer frente. Todos tenemos un límite, y dependiendo de la época somos capaces de rendir más o menos. No te atosigues pensando que puedes hacer 10 cosas sólo porque hace un tiempo eras capaz de hacerlas. Date un respiro y delega, o la ansiedad se tornará cada vez más aguda. Muchas personas, además, van acelaradas de por sí, independientemente del volumen de trabajo que tengan. Si es tu caso, aprende a caminar lento, hablar despacio, y tomarlo todo con más calma.
 
- Organización. Es fundamental que planifiques tus actividades para poder intercalar tus tareas con descansos y aliviar el crecimiento de la ansiedad. Hay que aprender a establecer un equilibrio entre lo que se debe hacer y lo que se quiere hacer, pues las actividades de tipo lúdico como los paseos, las conversaciones con familiares o amigos, o la práctica de algo que nos apetezca hacer como leer, son siempre positivos para combatir la ansiedad. Las manualidades, por ejemplo, son muy recomendables para desconectar y despejarse de las tareas.
 
- Técnicas de relajación. Acostúmbrate a tomarte las cosas con calma y aprende a relajarte. Algunos consejos relacionados con el yoga, como la correcta respiración, pueden serte muy útiles.
 
- Sexualidad. Aunque la ansiedad da lugar a un mal estado anímico que muchas veces se traslada al núcleo familiar, si tienes pareja es conveniente que le dediques atención y te desinhibas con ella en la cama. Intenta un acercamiento cuando te sientas receptivo, pues una relación sexual tranquila y poco impulsiva o rutinaria puede ser beneficiosa para tu ansiedad.
 
- Actividad social y vínculos afectivos. Como decíamos, hay que aprender a dedicarle tiempo a cosas que "no nos pesan". Para muchas personas el no hacer nada es suficiente, y para otras el quedar con un amigo para tomar un café supone una mayor desconexión. Si tienes problemas de tipo afectivo, con familiares, pareja, amigos... no es conveniente que les des de lado porque esto podría frustarte más, pero sí que te dediques un tiempo para realizar otras actividades que no tenga nada que ver con estos problemas.
 
Si todo esto no te ayuda para nada, lo más recomendable sería que hablaras con un especialista para valorar si debes tomar algún tipo de fármaco, pero recuerda que nunca debes hacerlo por motus propio, conducido por la frustración.

Dormir para combatir la ansiedad

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Seguramente alguna vez has pasado una de esas rachas en las que cada vez que cierras los ojos y descansas, tienes una o varias pesadillas. Esto se debe generalmente a los problemas que tenemos en nuestra vida, a traumas y asuntos pendientes o miedos que nos invaden incluso cuando estamos durmiento. Este problema no sólo nos produce un estado de ánimo muy negativo en el momento de las pesadillas, sino que además nos impide descansar correctamente. Sin embargo, desde hace poco, esta sensación puede tener solución.

Diferentes científicos, como la alemana Úrsula Voss, han trabajado en técnicas para adiestrar el cerebro y hacer que las pesadillas no nos afecten. Increíble, ¿verdad? Se trata de una técnica a la que se la ha bautizado bajo el nombre de "sueño lúcido", en la que se etimula el cerebro a través de corrientes eléctricas de baja intensidad. Los investigadores aseguran que con esta técnica no se corre ningún riesgo, y que la persona que es sometida a ella aprende de forma muy eficaz a distinguir cuándo está soñando y cuándo está despierto. En definitiva, se trata de dejar de "sufrir" cuando tienes una pesadilla porque eres completamente capaz de distinguir que se trata de un mal sueño.

Esta técnica, además, se prevé que va a ser utilizada por los psicólogos para tratar daños psicológicos en sus pacientes, ya que no es capaz de reparar los daños que ya ha sufrido el cerebro en una enfermedad neurodegenerativa, por ejemplo, sí consigue tratar la actitud y la aceptación por parte de un paciente que se enfranta a un trauma muy serio.

Recuerda que todo lo relativo al sueño y al descanso es significativo y te afecta en tu día a día, desde el colchón que utilizas hasta las pesadillas que has podido tener la noche anterios.

Tratamiento para pesadillas

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La acidez estomacal o pirosis es un problema que sufren muchas personas, y muchas veces afecta al descanso. La pirosis se identifica en una sensación de ardor en la boca del estómago o en la parte inferior del tórax que se extiende hacia arriba hasta el cuello y la garganta, y que puede durar unos pocos minutos o varias horas.

La mayoría de veces este problema está asociado a la alimentación, por lo que existen ciertas pautas que puedes considerar para combatirlo y asegurarte de que no te vas a la cama "con un mal sabor de boca":
 
- Es aconsejable dejar pasar unas 2 horas después de cenar antes de irse a dormir, para que el estómago digiera toda la comida correctamente antes del descanso.
 
- Existen ciertos alimentos que potencian esta dolencia y hay que evitarlos en la medida de lo posible, como por ejemplo los platos muy condimentados, la cebolla, los puerros, los cítricos, el pepino, el ajo, entre otros.
 
- Las bebidas alcohólicas de alta graduación, como el whisky o el brandy, ocasionan pirosis. También las gaseosas, el té y el café son grandes activadores de la acidez. Lo más recomendable es evitarlos antes de irse a dormir y beber agua en su lugar.
 
- El fumar es una de las principales causantes de la acidez estomacal. Si fumas, deberás dejarlo o hacerlo en menor medida, evitando sobre todo fumar durante la noche. Recuerda que al salir durante la noche tanto el tabaco, como el alcohol, como una comida copiosa pueden producirte una acidez nocturna muy severa. 
 
- Una manera de poder conciliar el sueño padeciendo pirosis es dormir de costado, sobre todo hacia el lado izquierdo. Lo menos aconsejable es dormir boca arriba o hacia el lado derecho, pues esto puede agudizar el problema de acidez porque estas posiciones impiden que se eliminen los ácidos del estómago.
 
- Mantener la cabeza elevada es otra buena opción para que no se produzca con tanta intensidad la acidez. Una buena almohada que pueda mantener unos 10 cm en alto la cabeza será de mucha ayuda.

Evitar la acidez durante la noche

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