La hibernación es todo un misterio referente al mundo animal y puede compararse con un largo y profundo sueño con el fin de sobrevivir. Es decir, se trata de una capacidad propia para adaptarse y superar unas condiciones climáticas extremadamente frías donde existe una clara escasez de alimentos.

Durante la hibernación, los animales regulan su metabolismo para conservar la mayor cantidad de energía posible en los meses donde más frío hace. Esto se consigue alcanzando un descenso de su temperatura corporal de 5 a 10 grados y con una frecuencia respiratoria inferior a lo normal. Gracias a ello, son capaces de sobrevivir usando gradualmente las reservas energéticas almacenadas en sus cuerpos durante los periodos de actividad correspondientes a los meses más cálidos.

Este fenómeno, es más habitual en los animales de sangre caliente como por ejemplo el erizo, lirón, marmota, tejón, ardilla, mapache, algunos tipos de murciélagos y los osos. Aunque estos últimos, a diferencia de otros hibernadores su temperatura corporal no disminuye demasiado y son durmientes muy ligeros. No obstante, algunos animales de sangre fría (abejas, lombrices de tierra, lagartos y serpientes) también hibernan de forma bastante similar, basándose en el clima. Como cabe esperar, no todos los animales hibernan de la misma manera ni emplean las mismas tácticas, sino que depende de sus características y también de su tipo de sangre.

¿Cómo se realiza la hibernación?

En los animales de sangre caliente se realiza todo un ritual de preparación interna durante varias semanas cuando se aproxima el invierno y la temperatura ambiental empieza a decrecer. Llegados a este punto el animal se duerme, provocando que la frecuencia cardíaca baje radicalmente al igual que el número de respiraciones por minuto. En este momento el animal permanece totalmente inmóvil e incluso, en algunos casos, se podría intentar despertarlo sin obtener éxito. Gracias a ello, el animal supera las duras condiciones adversas consumiendo paulatinamente sus reservas de grasas para suplir las necesidades energéticas del organismo durante lo que dura el largo sueño.

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