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El blog de los sueños y el descanso

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Sonambulismo infantil, sus causas y consecuencias

El sonambulismo es un trastorno del sueño que puede darse tanto en niños como en adultos. Aunque, bien es cierto que suele ser más común en menores de edad escolar. Según los últimos datos, uno de cada diez niños en esa edad ha sufrido, al menos una noche, un trastorno de este tipo. Si el pequeño de la casa ha tenido un episodio, de seguro querrás saber cuál es la causa del sonambulismo infantil, cuáles son las posibles consecuencias a largo plazo y cómo se debe actuar. A continuación te contamos todo sobre ello.

Ser sonámbulo significa que el niño, durante el sueño, se levanta y empieza a realizar una serie de actividades: jugar con sus juguetes, caminar, vestirse o desvestirse, abrir y cerrar puertas o luces e incluso salir de la casa, entre muchas otras. Y, todo ello sin despertarse ni ser realmente conscientes de lo que están haciendo, aunque suelen mantener los ojos abiertos. Como siguen en un estado de somnolencia, durante el episodio no será posible hablar y conversar con ellos. Pues, aunque lo intenten, normalmente únicamente son capaces de de balbucear unos pocos sonidos. Y, en general, al día siguiente, no se acordaran de nada de lo que hayan realizado durante la noche anterior.

El sonambulismo puede durar muy pocos segundos, minutos o, en los casos más severos, incluso más. Como hemos comentando anteriormente, puede darse en durmientes de todas las edades. Sin embargo, es más común en los niños pequeños de 6 a 12 años. Y, aún más en menores varones que en las niñas. Aunque, generalmente suele desaparecer cuando llega la época de la adolescencia.

¿Cuál es la causa del sonambulismo infantil?

Aunque la causa exacta de porqué se produce el sonambulismo no se sabe, se cree que podría darse como consecuencia de que no todas las partes del cerebro se relajan y se duermen al mismo tiempo. Otra posible causa de sonambulismo es la existencia de un cambio brusco en los patrones del sueño del niño como por ejemplo, un período de fuerte estrés, ansiedad o fiebre u otras enfermedades. Otras teorías señalan que el sonambulismo puede responder a una deficiencia de magnesio o que algún tipo de cambio hormonal en el cuerpo del durmiente lo provoque.

Por otra parte, en la mayoría de los casos, el sonambulismo tiene una historia familiar, es decir, cuando alguien de la familia del menor lo ha sufrido aumentan las posibilidades de que se produzca este tipo de desorden.  

El sonambulismo se da al comienzo del sueño, concretamente se cree que ocurre en la etapa del sueño lento o de ondas lentas. Cabe destacar que los niños, en comparación con los adultos, suelen pasar más tiempo en esta fase del sueño. Por ello, las posibilidades de que se dé en los niños es algo mayor.

¿Qué consecuencias tiene el ser sonámbula?

Los especialistas coinciden en que el sonambulismo en sí mismo no es peligroso y, generalmente, no significa que exista un problema grave detrás de ello. También afirman que no afecta al desarrollo cerebral de los niños. Sin embargo, sí es cierto que merma su descanso nocturno. Y, la falta de sueño derivada de ello, afecta negativamente al comportamiento, estado de ánimo, etc..  De esta manera, aunque no sea preocupante, hay que tenerlo controlado. Y, por supuesto, se recomienda consultar con el pediatra cuando la frecuencia del sonambulismo sea cada vez mayor y aumenta la preocupación por ello. Una recomendación útil para tratar con este trastorno del sueño es evitar a toda costa que el niño coma, vea la televisión o juegue con el ordenador o videojuegos justo antes de irse a la cama a dormir. Además de, por supuesto, mantener una higiene del sueño adecuada y eficaz, noche tras noche.

¿Qué hacer durante el episodio?

Como hemos comentado anteriormente el niño, en ese momento no es consciente de lo que está haciendo. Por ello, es necesario mantener la calma, actuar con total serenidad y tratar de no asustarlo. Una vez estemos con ellos, únicamente hay que guiarlos de nuevo hasta su cama para que puedan volver a dormir tranquilos y descansar como se merecen. Ten en cuenta que, para evitar que el niño se haga daño, es necesario tomar ciertas medidas de seguridad: mantener las ventanas y puertas cerradas, apartar los muebles con los que pueda tropezar, eliminar objetos peligrosos, etc…. Y, obviamente, bajo ninguna circunstancia se debe evitar sacudirlo o gritarle al niño. Por último, recordaros que, en estos casos se debe evitar que los pequeños duerman en literas. Si el problema es la falta de espacio en el dormitorio, los somier canguro son una buena opción.

Sonambulismo infantil

Fuente: elcomercio.com

Foto: pekelandia.com

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