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El blog de los sueños y el descanso

sombra

Tanto los niños como los ancianos son los que más padecen las consecuencias de las temperaturas elevadas a la hora de dormir, y lo hacen entrecortadamente, es decir, despertándose y volviéndose a dormir varias veces en una misma noche. Hace unas semanas te ofrecíamos consejos para combatir el calor durante la noche, y hoy te ofrecemos otras pautas relacionadas con la regularidad y rutina del sueño para conseguir un descanso adecuado durante los meses más calurosos del año.
 
La temperatura recomendada para dormir (con ropa liviana y sin taparse o sólo con una sábana) es entre 18 y 22 grados. Las noches de verano muy calurosas llegan a superar los 30 grados, eso es lo que genera que durmamos incómodos y nos despertemos varias
veces en una misma noche, reduciendo así la calidad de nuestro sueño.
 
Cuando la temperatura ambiental aumenta, los ciclos del sueño se tornan menos prolongados. Además, por lo general en épocas veraniegas los hábitos de higiene y de alimentación se alteran: bebemos más que de costumbre, comemos menos, dormimos siestas más largas y a cualquier hora, etc. Si padecemos de insomnio y deseamos tener un buen descanso por las noches, no debemos cometer excesos de ese tipo.
 
El sueño está vinculado estrechamente con la secreción de melatonina de nuestro organismo, que se eleva en horarios nocturnos. Al tener el verano más horas de luz, los niveles de melatonina que secretamos bajan, por ello se torna más difícil lograr una adecuada conciliación del sueño y el insomnio es más frecuente.
 
Conseguir una rutina regular de descanso te ayudará a dormir mejor esta época del año:
 
Regular el ritmo de vida. Debes controlar levantarte y acostarte siempre en el mismo horario, con las persianas bajadas para que el sol no te moleste cuando amanezca y tu ciclo de sueño siga su curso normal. También es bueno realizar actividad física por la noche, cuando la
temperatura baja un poco.
 
Regular las comidas. No irte a dormir inmediatamente después de la cena. Es aconsejable beber gran cantidad de líquido, debido a que esto controla la temperatura del cuerpo y logra que baje un poco. Cuando termines de cenar, espera al menos dos horas para irte a dormir, no lo
hagas de inmediato. La cena debe ser muy liviana y poco abundante.
 
Regular tu entorno de descanso. Tener un buen hábitat para dormir por las noches. Es muy importante que el lugar donde duermes, tanto la habitación como el colchón y la almohada, brinden comodidad y tengan la temperatura que recomendamos anteriormente. Además, los aparatos electrónicos como televisores, videoconsolas, ordenadores o dispositivos portátiles, perjudicarán seriamente tu calidad de sueño si terminan formando parte de tu dormitorio. Si te gusta ver la televisión antes de dormir, es aconsejable que lo hagas en la sala de estar o en otra habitación distinta a la que utilizas para dormir.
 
Regular tus horarios de sueño. Con la llegada de las vacaciones de verano, llega el descontrol de horarios de sueño y de actividad, ya que nuestra rutina diaria acostumbra a cambiar bastante. Es importante no hacer siestas muy largas. Si te gusta dormir la siesta, procura que no dure más de 30 minutos, ya que de lo contrario te retrasará el sueño por la noche y se volverá irregular tu ritmo de vida.

El calor y los problemas de sueño

 

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Ya ha empezado el verano, y en la mayoría de localidades de nuestro país, el calor empieza a ser insoportable durante la noche. Un remedio muy eficaz es el aire acondicionado, pero sabemos que la economía no está para echar cohetes, y la luz está a precio de oro. Además, estos aparatos no son nada recomendables para la salud, puesto que a menudo derivan en costipados, broquitis y otros problemas.
 
Por ese motivo, te ofrecemos algunas opciones para que tu colchón te resulte lo más fresco posible:
 
- Aire acondicionado. Si tienes un aparato de aire acondicionado, te recomendamos que lo enciendas 30 minutos antes de ir a la cama, y lo desconectes durante el descanso para evitar cualquier tipo de problema de salud. Es importante que cierres las puertas de las habitaciones que disponen de aire acondicionado mientras está encendido y tras apagarlo, para que la concentración de frescor sea mayor y dure lo máximo posible.
 
- Baja las persianas cuando más cae el sol, sobre todo a mediodia, pues por la noche se siente todavía el calor en la habitación si ha estado expuesta al sol unas horas antes.
 
- Airea la habitación en las horas más frescas del día. La hora depende mucho de tu localidad, nadie mejor que tú sabrá decidir cuando es el momento de abrir las ventanas de par en par. En la mayoría de sitios es temprano por la mañana cuando más sopla el viento, sin embargo hay zonas de mayor humedad en las que al comenzar la noche sopla con mayor frescor la brisa.
 
- Utiliza ropa de cama adecuada. El algodón 100% es el tejido que mayor frescor te va a aportar, y el más adecuado para cualquier tipo de colchón. Utiliza sábanas con esta composición, de tacto suave y tonos claros y dibujos rayados. Evita el uso de fundas acolchadas, impermeables o de otras composiciones como la franela. El lino también sería un textil aceptable para combatir el calor. De igual modo, tu pijama puede ser completamente determinante para combatir el calor. Escoge un tejido fresco y de diseño cómodo, principalmente.
 
- Una ducha antes de dormir. La ducha tiene muchas propiedades que favorecen el descanso, entre las que se encuentran el relax y la sensación de frescor y confort durante el verano. Una ducha 30 minutos antes de irte a la cama es ideal para conciliar el sueño durante los meses de mayor calor.
 
- Espacio, y más espacio. La temperatura corporal de tu pareja durante el descanso puede suponer un serio problema. Por ese motivo recomendamos una cama lo suficientemente espaciosa como para que los cuerpos no rocen durante la noche.
 
- Colchones contra el calor. Como bien sabéis existe una gran variedad de materiales que determinan el confort de un colchón. El viscoelástico es uno de los materiales más demandados, pero tiene fama de ser el que mayor calor aporta. Esto es debido a que se trata de un material termosensible, de gran adaptabilidad, por lo que al entrar en contacto con una temperatura corporal caliente, la adaptabilidad es mayor y la sensación de calor aumenta. Si tienes opción de cambiar de colchón para los meses de verano, te recomendamos un colchón de muelles o un colchón de gel. Los colchones de muelles ofrecen un grado de firmeza alto generalmente, por lo que no a todas las personas les encajan para un buen descanso. Los colchones de gel, dependiendo del modelo, ofrecen una gran versatilidad, ya que ofrecen una cara de gel fresco para el verano, y de menos firmeza que los colchones de muelles, y una cara de viscoelástico y/o de otros materiales más adaptables para el invierno. Son la opción ideal para cualquier época del año.

Calor durante la noche

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Los seres humanos pasamos casi un tercio de nuestra vida durmiendo. Algo tan primordial como el descanso no es únicamente un asunto de cantidad, sino también de calidad.
 
Un sueño de ocho horas no resulta para nada reparador si el colchón donde dormimos es muy blando o muy duro. Cuando elijas tu equipo de descanso (almohada, colchón y base), hazlo detenidamente, tomándote el tiempo que sea necesario.
 
Es importante que sepas cual es la adaptabilidad perfecta que debe tener un colchón: su base tiene que ceder sin excesos debajo de las zonas del cuerpo más pesadas (pelvis y hombros), brindando al mismo tiempo un soporte fijo para las partes del cuerpo menos pesadas.
 
Un colchón nuevo colocado sobre un somier viejo suele tener menos vida útil, lo aconsejable es cambiar todo el equipo de descanso. No son pocas las veces en las que una persona adquiere un colchón de calidad y conserva su somier antiguo porque aparentemente está en buen estado, y éste deteriora su nuevo colchón al poco tiempo.
 
La elección de un modelo más o menos firme dependerá de las características físicas del durmiente y de sus preferencias. No obstante, para un descanso saludabe generalmente los expertos recomiendan un colchón de firmeza media (ni muy duro, ni muy blando) y lo bastante mullido y adaptable como para que se adecue a las curvas de tu columna vertebral. Un colchón bueno es aquel en el que se puede reposar toda la columna cuando se está acostado en posición boca arriba.
 
Las dimensiones de tu equipo de descanso, aunque muchas veces se ven limitadas por el espacio de tu dormitorio, condicionan mucho el confort durante el descanso. El grosor o altura del colchón debe ser de al menos 15 centímetros. Su largo, como mínimo 10 centímetros más que la altura de la persona que descansa en él. Y el ancho aconsejado de al menos 80 centímetros en camas individuales y 135 centímetros en camas matrimoniales.
 
Lo más recomendables es, a lo sumo, cambiar el colchón cada 10 años, debido a que pasada esta cantidad de años no puede asegurarse que siga en óptimo estado, tal y como recomienda ASOCAMA. Sin embargo, es importante tener en cuenta los cambios fisiológicos que experimentamos a lo largo de nuestras vidas. Cuando tienes 10 años necesitas un tipo de colchón concreto (con la firmeza adecuada para que tu columna vertebral se desarrolle saludablemente), pero al cumplir los 16 años puede que tu morfología cambie (aumento de peso, nuevas condicones físicas), y por ello puede que ya no te encaje el tipo de colchón que antes iba bien. Igualmente, si sufres un accidente, aumentas o disminuyes de peso, estás embarazada, o sufres algún tipo de lesión muscular o articular, tu propio cuerpo te indicará que es el momento de cambiar tu equipo de descanso, puesto que sentirás que ya no descansas bien.
 
Por otra parte, el mantenimiento del colchón es fundamental para maximizar sus prestaciones y su durabilidad. El colchón debe girarse cada tres meses, de arriba abajo en los modelos que disponen de dos caras de uso, y de pies a cabeza en cualquier tipo de colchón.
 
Si deseas un mayor asesoramiento acerca de la elección de tu colchón, te recomiendo que leas nuestra Guía de Colchones.

Elige el mejor colchon

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Conducir somnolientos puede ponernos en gran peligro, tanto a nosotros como a otras personas. Todos los conductores deben saber que conducir un vehículo es una tarea que necesariamente tiene que realizarse con responsabilidad. Por ello, en todo momento debe estar consciente si tiene sueño o mucho cansancio.
 
La somnolencia al volante origina numerosos accidentes en autopistas y rutas, y genera casi los mismos fallecimientos que el alcohol.
 
En la actualidad, el sueño es una de las cinco primeras causas de fallecimientos por accidentes de tránsito y según encuestas realizadas uno de cada tres conductores alguna vez ha sentido mucho sueño mientras se encontraba conduciendo. Lo triste e irracional a la vez es que son situaciones que pueden evitarse con una correcta prevención.
 
El progreso del sueño cuando conducimos es un factor de gran riesgo que genera mal cálculo de distancias, visibilidad nublada, movimientos toscos y además perturba la visión de luces, sonidos y señales. Lo aconsejable es dormir adecuadamente antes de conducir un vehículo para realizar un largo viaje.
 
A continuación te daremos algunas condiciones muy útiles en el momento de valorar en qué condición te encuentras antes de conducir un vehículo. Previo a conducir, analiza si:
 
  • Has dormido bien y las horas suficientes (si duermes menos de 6 horas el riesgo de que sufras un accidente al conducir será el triple de lo normal).
  • Vas a conducir un vehículo distancias largas sin pensar en parar entre medio para descansar.
  • Vas a conducir en horarios nocturnos, los mismos horarios que por lo general estás durmiendo.
  • Conducirás en caminos muy largos, con escasa luminosidad, zonas rurales o monótonas.
  • Tomarás medicamentos o sustancias que puedan provocarte sueño, como antidepresivos, antihistamínicos o pastillas para aliviar el resfriado, por ejemplo.
  • Vas a tomar alguna bebida con alcohol, aunque sea en pequeña cantidad.

Conducir con sueño

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El descanso es imprescindible para estar saludable y lograr cargar energías para el día que comienza. El dormitorio de los sitios de la casa más significativos para tener una vida saludable. Es por esto que, a continuación te brindaremos algunas recomendaciones para que tu descanso sea adecuado, sencillamente teniendo en cuenta algunos puntos:
 
Para empezar, debes saber que la cama es el sitio donde pasas casi un tercio de toda tu vida. Por ello, tiene que resultar un lugar placentero y cómodo. Tanto la base como el colchón deben ser propicios para lograr un buen descanso. Sin dudas el colchón es la parte más importante de una cama, y es bueno saber que hay que cambiarlo cada diez años como mucho, para evitar luego dolores de espalda y otros problemas de salud.
 
Otro punto muy importante es elevar unos pocos centímetros los pies. Esto beneficiará la circulación sanguínea de tus piernas cuando estés durmiendo y evitará que tengan exceso de sangre, lo que hará que te levantes más liviana y descansada. Si realizas esta tarea sencilla lograrás que, además de la circulación, mejore mucho la oxigenación de tu cuerpo y por ende, un óptimo descanso a todo nivel.
 
Por otro lado, debemos tener en cuenta la situación de las sábanas. Acostarnos con la cama bien hecha y con sus sábanas y frazadas limpias es imprescindible para sentir tranquilidad y agrado en el momento de dormirnos. Estas placenteras sensaciones benefician a lograr rápidamente la conciliación del sueño y sentirnos más descansados al levantarnos al día siguiente.
 
El dormitorio tiene que estar siempre ventilado, con una temperatura de no más de 18 grados centígrados. También es recomendable dormir con la luz apagada, ya que la melatonina (hormona del sueño) es secretada mucho más cuando hay oscuridad.
 
Por último, el dormitorio debe mantenerse siempre limpio, también la indumentaria que utilizamos para dormir. Además, la cama tiene que ser un sitio reservado únicamente para el sueño. No es recomendable la incorporación de una televisión en el dormitorio de aquellas personas que padecen insomnio, por ejemplo.

Ambiente para dormir

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