Como profesionales del descanso, conocemos bien la gran importancia que tiene el sueño reparador y, podemos afirmar que va más allá de recuperar la energía desgastada durante el día. Aunque todos necesitamos dormir y somos conscientes de ello, parece ser que las exigencias propias del siglo en el que vivimos (querer ser más productivos que el compañero, trabajar más horas cada vez, etc…) dejan al descanso en la cola de la lista de “cosas por hacer”.

No tomarse en serio el descanso ni dedicarle el tiempo que cada uno necesita para dormir y descansar provoca sensación de cansancio continuado, somnolencia diurna, falta de energía, cambios de humor, visión pesimista de las cosas, desmotivación y, por si fuera poco, la agilidad mental se ralentiza y disminuye la capacidad de memoria, concentración y de relacionarse con el entorno. A los signos visible de la falta de sueño  a corto plazo anteriores, cabe añadirles otros de mayor gravedad, en cuanto a salud se refiere, que pueden aparecer cuando el problema continúa en el tiempo: riesgo de accidente cerebrovascular, riesgo de diabetes, posibilidad de ataques al corazón, riesgo de cáncer, pérdida de la memoria, obesidad, daños en los huesos, etc...

Después de leer lo anterior, ¿Quién entiende que no se le dedique el tiempo necesario al descanso?

El descanso nos ayuda a recuperarnos y a mantener una vida saludable. Además nos ayuda a ser más productivos en el trabajo y fuera de él, tener mejor aspecto físico y sentirnos repletos de emoción y energía. Aquellas personas que duermen las horas necesarias y disfrutan de un sueño reparador, son capaces de disfrutar más de la vida y tomarse las cosas de mejor manera que aquellas que reducen sus horas de sueño por voluntad propia o porque sufren trastornos del sueño.

La principal explicación es la siguiente: si no se duerme bien, el cerebro no “elimina la basura” y no se recupera. Así pues, por el día, el cansancio y el estrés laboral aumenta a la vez que nuestro cuerpo y mente se saturan con gran facilidad. La misma explicación anterior sirve para personas de cualquier edad. Numerosos estudios han comprobado que el no descansar como es debido disminuye la capacidad de atención de los niños y jóvenes afectando directa y negativamente sobre su rendimiento escolar y en el hogar.

Para conseguir un sueño reparador es de vital importancia disponer de un equipo de descanso de calidad que mejor se adapte a las necesidades de cada durmiente. Por ejemplo, las exigencias de un niño no son las mismas que las de un adulto ni las de una persona mayor. El tipo de colchón debe elegirse, también, en función de las preferencias particulares de cada persona, la fisionomía del durmiente y los posibles problemas a la hora de descansar que puedan sufrirse.

Así pues, recomendamos que, antes de comprar un colchón, se deje asesorar por profesionales con el fin de asegurarse de elegir el mejor colchón para usted. En Dormitia estamos encantados de atenderle de forma totalmente personalizada, vía email o telefónicamente, para que quede totalmente satisfecho de su elección.