La llegada de la primavera conlleva muchos cambios. Uno de ellos es la variación de la hora con el fin de aprovechar en mayor medida la luz solar y consumir menos energía. Lo que supone, según los expertos, un gran ahorro económico para los bolsillos de las familias. No obstante, al parecer, este cambio no afecta de la misma manera a nuestro organismo.
Según parece, el cambio de hora provoca sensación de irritabilidad, malestar, cansancio, somnolencia diurna excesiva e incluso períodos de ansiedad o depresión y trastornos digestivos. Además, los datos de la encuesta del Centro de Investigación sobre Fitoterapia, demuestran que efectivamente, como consecuencia del cambio de hora, más de la mitad de la población se siente más cansada, con falta de energía y de concentración con la primavera. La temperatura y el cambio de horario afecta en mayor medida a las mujeres y aquellas personas alérgicas al polen. Pero, ¿Por qué nos sucede esto?
Esto se debe, principalmente, a que se produce una desincronización entre nuestros ritmos biológicos internos y los ritmos ambientales del entorno que nos rodea. Es decir, a diferencia de los relojes más modernos, que cambian solos, nuestro organismo no puede actualizarse automáticamente, sino que necesita un período de adaptación.
Si hoy te has levantado más cansado de lo normal, un poco desorientado o con malestar, no te preocupes. Los efectos suelen durar, a lo sumo, cuatro días después del cambio de hora. No obstante los expertos, recomiendan tomar algunas medidas para evitar que notemos en exceso los efectos del cambio de hora en nuestra vida rutinaria.
A continuación te damos algunos consejos que te ayudarán a adaptarte de la mejor manera al nuevo horario:
- No alteres tus hábitos de sueño: durante la semana posterior al cambio de hora, debes mantener las normas de una buena higiene del sueño.
- Lleva a cabo una rutina eficaz tanto de sueño como de alimentación. Se ha demostrado que mantener un horario fijo de actividades mejora la calidad de vida de las personas, les ayuda a relajarse y a sentirse mejor.
- Cuida la alimentación: sigue una dieta adecuada y sana. Evita las cenas copiosas y pesadas para evitar problemas digestivos antes de dormir.
- Trata de evitar el exceso de alcohol, nicotina y cafeína durante las horas previas al sueño.
- Practica ejercicio diario para liberar toxinas, relajar la tensión muscular y ayudarte a dormir mejor por la noche. No obstante, recuerda que no debes realizar deporte antes de acostarte.
- Si lo necesitas, puedes ampliar tus horarios de sueño unos minutos más. Así evitarás sentirte demasiado cansado.
- Evita tomar fármacos como remedio para adaptarte al cambio de horario. Si lo necesitas, es más recomendable tomar infusiones relajantes.
- Algunos expertos recomiendan tomar preparados farmacéuticos a base de jalea real para sentirse más activos durante el día.
- Si puedes evitarlo, dí no a las siestas. Si tratas de no dormir durante el día, estarás más cansado al llegar la noche y te será más fácil caer en brazos de morfeo.
- No te pongas nervioso si no puedes dormirte fácilmente. Recuerda que es un estado normal, y transitorio, como consecuencia de causas ajenas a nosotros mismos. Trata de pensar en positivo y verás como te dormirás cuando menos te lo esperes.
Esperamos que estos consejos os ayuden a dormir mejor durante el proceso de adaptación al cambio de horario.
¡Felices sueños!