El estrés y la situación laboral actual que sufren las personas puede acarrear graves problemas de salud a corto y a largo plazo. La fuerte presión en los lugares de trabajo, debido a la situación económica en la que nos encontramos desde hace unos años atrás, es una de las principales causas de estrés, ansiedad y dificultad para dormir.

Como consecuencia del estrés y de las preocupaciones muchas de las personas no consiguen la relajación necesaria para conciliar el sueño durante la noche. En estos casos el insomnio y la falta de sueño disminuye la agilidad mental, la visión y la capacidad de concentración y aprendizaje. Así mismo provoca un fuerte malestar generalizado y sensación de debilidad y pesimismo con lo que es prácticamente imposible rendir en el trabajo y disminuir esa presión laboral.

En definitiva, nos encontramos ante un claro caso de pez que se muerde la cola: la presión laboral impide que las personas puedan dormir y, dormir mal impide aliviar dicha presión.

Para solucionar esta situación y cuidar la salud de las personas, los expertos recomiendan que se lleve a cabo un cambio en la actitud y la mentalidad del trabajador y se aprendan técnicas de relajación con las que mejorar la calidad del sueño y de vida del trabajador. Además de dormir ocho horas por la noche, durante el día se debe dedicar tiempo, unos 20 o 30 minutos, a uno mismo y hacer todo aquello que más nos guste y nos distraiga: leer, pintar, andar, cocinar, etc.. Y, los fines de semana, cuando se tiene más tiempo libre, dedicarlos a desconectar y desestresarse. Existen métodos de relajación mediante el dominio de técnicas de respiración u otras como yoga, meditación o aromaterapia.

Lo más deseable es que el trabajador aprenda a relajarse y evitar así tener que usar tratamientos, bajo prescripción médica, a base de ansiolíticos o antidepresivos.